La Organización de las Naciones Unidas ha fijado como objetivo para la Agenda 2030, el acceso universal al agua potable y limpia. El sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, marcados por esta misma organización y firmados por 193 estados, está orientado hacia este fin.
Para la celebración de este Día Mundial del Agua, la ONU ha publicado un informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el que muestra que todavía queda mucho camino que recorrer. El agua es un bien escaso y un recurso indispensable para la vida y, a pesar de todo, a día de hoy continúan existiendo problemas en el acceso a servicios de agua potable, en el tratamiento de aguas de consumo y en el saneamiento de aguas residuales.
En Cuenca, el agua es uno de los principales activos naturales, siendo una ciudad construida entre los cauces del Júcar y el Huécar. Sin embargo, un informe de Ecologistas en Acción sobre la contaminación de cuencas hidrográficas, señala al Júcar como el río más contaminado por el uso de plaguicidas. El estudio sitúa la causa principal en la filtración de pesticidas fruto de la ganadería intensiva. En la cuenca manchego-valenciana, se detectaron 34 de los 57 plaguicidas analizados, 22 de los cuales están prohibidos. Estas sustancias permanecen durante largos periodos de tiempo en el ecosistema y suponen una amenaza para la salud humana. Según el informe de la ONU de 2017 para el Día Mundial del Agua, cerca de un 80% de las aguas residuales se vierten en ríos y mares sin haber recibido tratamiento alguno.
Pero no todos los datos son negativos. Según la ONU, entre 1990 y 2015, la proporción mundial de población con acceso a una fuente mejorada de agua potable pasó del 76 al 90%. Queda mucho por hacer para que el agua sea un bien común y su gestión sea justa, equitativa, equilibrada y sostenible. Las instituciones públicas y las comunidades locales deben adquirir una participación activa en su gestión para que el agua sea de todos y para todos. Sin agua la vida es más inodora, incolora e insípida.