
La calle Aguirre volvió a estar abarrotada en el final de la procesión en la que ya es una gran noche para los conquenses.
A las 19:00 horas se ponía en formación la Banda de Cornetas y Tambores en la Calle Aguirre y empezaba a sonar esa musiquita de Semana Santa que tantos y tantos corazones conmueve. El Jesús Orando en el Huerto de San Esteban y el Prendimiento de Jesús o Beso de Judas salían a la calle y comenzaban su ascenso para recoger en El Salvador a La Amargura.
Con un Huerto y un Prendimiento bailando al son de las bandas de música entraban a la Plaza Mayor, dónde se unirían los demás pasos de esta procesión. Así, al poco de instalarse La Amargura en el Obispado se abría la puerta lateral de la Catedral de Cuenca para que saliese el que es el paso más grande de toda la Semana Santa conquense: ‘La Cena’. Por la calle de San Pedro esperaban ya el propio San Pedro Apóstol, la Negación de San Pedro y el Santísimo Ecce Homo de San Miguel, para, todos juntos, conformar el desfile procesional hasta la parte nueva de la ciudad.
El bajo riesgo de lluvia hizo que Cuenca saliese a la calle para disfrutar de la procesión. Aceras abarrotadas con gente abrigada en todos los puntos de la misma. Pero si se habla de acumulación de gente, solo se puede hablar de un punto del recorrido: la calle Aguirre. Allí esperaban centenares de conquenses para disfrutar de los últimos coletazos de la procesión, dónde los banceros ponen toda la carne en el asador y se dejan los hombros haciendo que sus olivos bailen al son de diferentes marchas, como la querida Saeta.
Noche brillante la del miércoles Santo del Silencio y que deleitó a conquenses y foráneos, que abarrotan en estos días nuestras calles.