Cosecha del 84, extrovertido, hablador y siempre sonriente. Así es el conquense Víctor Moreno, nuevo director deportivo del CD Lugo y que con anterioridad militó durante varias campañas en el Albacete Balompié. También ha estado íntimamente ligado con el fútbol de Cuenca, ya que ejerció como futbolista en las categorías inferiores del Conquense, para jugar posteriormente en Tercera División con el CD Cuenca, y en Preferente con el San José Obrero.
Muy trabajador en el campo, una característica que ha trasladado a sus siguientes cargos como entrenador y como director deportivo. En su haber puede presumir de ser la única persona que ha participado con el Conquense en dos etapas diferentes de su equipo juvenil en División de Honor, ya que en la campaña 00/01 se vistió de corto, mientras que en la 08/09 fue el entrenador.
¿Por qué has tomado la decisión de marcharte del Albacete Balompié e irte al CD Lugo?
Creo firmemente en que los cambios, la salida del radio de confort, los nuevos retos y la incertidumbre que provoca una naturaleza desconocida obligan al crecimiento y enriquecimiento personal y, en este caso, profesional también.
Albacete ha sido mi casa durante casi 6 años. Tiempo en el cual he vivido momentos dramáticos a nivel institucional y donde, por contra y fortuna, los recuerdos que me llevo son inolvidables especialmente a nivel deportivo. No fue sencillo tomar esa decisión, pero la fuerza que me transmitió un proyecto como el del Lugo me arrastró hasta aquí.
Esa voluntad por crecer, por desarrollarse dentro del fútbol profesional y por hacerlo de la mano junto a mí fueron definitivos para decantarme. Todo ello sumado a que, internamente, consideraba que mi etapa en Albacete se encontraba ya exprimida al máximo en todos los sentidos, fueron los factores que más peso tuvieron en mi determinación.
¿Qué objetivo os marcáis para esta temporada? El año anterior el conjunto gallego estuvo en la pelea por el ascenso, ¿puede ser una meta factible para este año intentar el asalto a la máxima categoría?
Los objetivos en Segunda División son ciertamente etéreos. Existen diferencias mínimas entre optar al sexto puesto y eludir el descenso. Diferencias mínimas no solamente en cuanto a puntos en la clasificación, también en cuanto a presupuestos de los competidores, nivel de las plantillas, posibilidades del Club… Por ello considero fundamental crear pequeños objetivos diarios o semanales. Mejorar nuestro soporte para con el jugador y nuestro desarrollo diario son las premisas principales para crecer.
Ese es y debe ser el objetivo de un club como el Lugo. Cuando hablamos de objetivos nos estamos refiriendo al desenlace, algo demasiado lejano en el tiempo. Es difícil pronosticar sucesos con tanta antelación. Dentro de nuestras posibilidades y obligaciones se encuentra el tratar de marcar diferencias en el día a día. Desde la metodología y el trabajo. Los objetivos han de ser consecuencia de una serie de sucesos e invertiremos nuestra energía en dominar los procesos diarios, nunca en desgastarnos pensando en Junio.
En este período corto de tiempo ¿cómo han sido tus primeras sensaciones en el Lugo?
Gracias a las personas que trabajan en la entidad, muy buenas. He encontrado un club familiar pero muy profesional. Es palpable que confluyen intereses de progreso en cada departamento. Paralelamente al trabajo que realizamos en composición de plantilla y secretaría técnica, estamos llevando a cabo un proceso de crecimiento organizativo y estructural, algo apasionante. Veo posibilidades en cada rincón. Me encuentro muy cómodo y con las ideas muy claras acerca de las líneas de intervención a tratar.
¿Cuáles son tus funciones como director deportivo? ¿En qué consiste tu día a día?
Un director deportivo tiene que dominar múltiples áreas, pues su participación es activa dentro del día a día de cada departamento. Las competencias en base a materia de seguimiento de jugadores y fichajes son por todos conocidas. Pero va mucho más allá.
Es extensión del presidente en el día a día. Considero importante ofrecer soporte a los diferentes cuerpos técnicos de la entidad y estar cerca del jugador. También disfruto viendo sesiones de nuestro equipos de la Academia.
El contacto con gerencia, administración, contabilidad o el departamento judicial es constante. El día a día de un director deportivo que se quiera implicar de lleno en la gestión de un club es muy exigente. A todo ello hay que sumar los más de 70.000 kilómetros al año en desplazamientos, los más de 50 vuelos o las 24 horas de disponibilidad vía telefónica.
¿Cómo se gestionan y tramitan los fichajes en equipos de categorías profesionales?
Todo es más lento y estratégico que en divisiones inferiores. Ha de existir un plan de actuación claro y específico. Cada fichaje posee unas connotaciones diferentes. Es primordial centrar objetivos reales y, a partir de ahí, dedicar tiempo y esfuerzo a la negociación. La economía decide un alto porcentaje del éxito, pero es la parte correspondiente a «salario emocional» la que te acerca a un objetivo en caso de equidad salarial.
¿Encuentras diferencias notables con los equipos de categorías inferiores?
El mayor escalón del fútbol español se encuentra entre la Segunda División B y la Segunda División. No en cuanto a nivel deportivo, que también existe como es lógico. Hablo de diferencias en torno a posibilidades. Son universos diferentes.
Comenzaste como ojeador en el Albacete Balompié y enseguida te convertiste en una pieza fundamental, ¿cómo lograste pasar a formar parte de la dirección deportiva?
Una serie de sucesos desencadenaron en mi ascenso. Cuando aterricé en Albacete ni imaginaba ni pretendía alcanzar la dirección deportiva. Hoy puedo decir que tuve fortuna. Simplemente trabajé mucho y con honradez para estar preparado y seguir formándome, pero sin fortuna jamás hubiera ocupado un puesto de tanta relevancia sin experiencia en ese momento y sin una historia deportiva profesional detrás.
¿Cómo recibiste la noticia de que el Albacete Balompié ascendía a Segunda división de nuevo?
Pude ver el partido. Fue emocionante. Un cúmulo de sentimientos. Por un lado la satisfacción de, entre comillas, lograr cerrar un círculo que dejaba semi-abierto al marchar. Por otro lado, la alegría enorme de ver a amigos, profesionales con los cual trabajé y especialmente a la afición disfrutar de un momento como ese. Lo disfruté enormemente.
¿Sientes que ese ascenso es en parte tuyo?
Tanto como si no se hubiera logrado. Había invertido en ese equipo muchísimo trabajo y energía. Sería incomprensible decir que el desenlace del ejercicio no me afecta.
Has desempañado el papel de entrenador en equipos de categorías inferiores como el Conquense, ¿qué te gusta más, ser entrenador o director deportivo?
Todos, en un primer momento, soñamos con progresar desde el banquillo. La vida y el fútbol me dieron la posibilidad de conocer otros mundos dentro del mismo y, a día de hoy, tengo que decir que me siento mucho más identificado con mis funciones actuales.
¿Te planteas en algún momento regresar a los banquillos?
Me planteo intentar poder trabajar siempre dentro del fútbol, que es mi pasión. Desconozco si mi trayectoria me lo permitirá y, si lo hace, desde qué apartado. Nunca cierro puertas a nada porque la dificultad de crecer en esta profesión es enorme y la necesidad obliga. Me gusta estar cerca de mi entrenador, no perder perspectiva técnica y aportar desde la lejanía y la pausa. En ese sentido trato de conservarme actualizado en cuanto a conocimiento del juego y materia de entrenamiento. No he perdido todo contacto con el campo.
Con pasado como futbolista en Conquense, CD Cuenca y San José Obrero, imagino que seguirás muy de cerca el fútbol de Cuenca. ¿Cómo ves su situación en estos momentos? ¿Entra en tus planes de futuro regresar en alguna ocasión a la capital?
Sueño con ver crecer el fútbol en mi ciudad. Presumo de ella allá por donde voy y nada me gustaría más que poder llevar el fútbol profesional a Cuenca. Mitad sueño/mitad objetivo. Todo pasa por establecer planes viables a nivel económico y planes deportivos ambiciosos. Para ello es fundamental la implicación de todas las instituciones y de toda la ciudad. Escoger y copiar modelos exitosos de contextos similares e impregnar con nuestro sello esa idea. Evidentemente son consideraciones muy a futuro y no representan más que un boceto. Pero creo en ello y ojalá algún día se pueda llevar a cabo.