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La Unión Balompédica Conquense contra la ley de Murphy

Fotografía: @Javi_pacheco24

La Unión Balompédica Conquense certificó el domingo su permanencia a falta de una jornada. Ganó por 0-1 en Almagro con un gol de Sahuquillo de cabeza y terminó con la pesadilla del roce con la Preferente.

Consigue finalmente mantenerse en Tercera División tras una temporada tormentosa en la que todo ha ido saliendo cruzado. Desde la cardiopatía de su capitán Iván Rubio, un cambio de entrenador hasta los infinitos problemas que la pandemia ha causado en la plantilla. Han tenido que salvarse casi sobre la bocina, pero finalmente es un hecho. La Balompédica evita el descenso y el año que viene seguirá batallando en la categoría, aunque ahora es una menos tras la reestructuración de las ligas en España.

Desde la temporada 93/94 no coqueteaba tanto con el descenso a las categorías autonómicas y esta campaña siempre será recordada por el sufrimiento continuo.

La ley de Murphy es un enunciado que trata de explicar los hechos acontecidos en todo tipo de ámbitos. A grandes rasgos, se basa en el siguiente axioma: «Si algo puede salir mal, saldrá mal», que denota una actitud pesimista y resignada ante los acontecimientos futuros.

El Conquense ha tenido su particular ley de Murphy. Cuando las cosas no van a salir bien avisan desde el principio. Se perdió al capitán Iván Rubio justo antes de comenzar la temporada. Detectaron una anomalía en su corazón en el reconocimiento médico y precisamente el pecho de la Balompédica se quedaba sin latido con su ausencia. Un jugador no importante, sino vital en el equipo.

Parecía revertirse la situación con un hecho inesperado que les beneficiaba. El Juez Único de Competición decidía que el encuentro que se iba a disputar en la primera jornada entre CD Pedroñeras y UB Conquense quedaba con resultado final de 0-3. Partido suspendido tras conocerse el positivo por COVID-19 en la plantilla ajera.

Gerica celebra el tanto ante el Atlético Ibañés. Foto: Juan Alberto Lillo

Tiempos de pandemia global y particular en el Conquense

Pero llegó la Covid-19 que, si bien ha sido pandemia global, en la Balompédica ha sido epidemia particular durante toda la temporada. La plantilla se veía obligada a confinarse al detectarse positivos dentro de la misma y el partido contra Madridejos tenía que ser aplazado.

Épocas víricas en el inicio de la campaña que dejaron al Conquense débil y mermado. En el derbi contra Tarancón todo salió mal desde el principio. El Juez Único de Competición desestimaba la petición de aplazamiento del choque provincial correspondiente a la tercera jornada ante la plaga de positivos entre los de Cuenca.

Para más inri, el Conquense ganó el partido sobre el césped con un gol in extremis de Marco, que ya aparecía por aquel entonces como una joven alternativo. Sin embargo, la ley de Murphy constante hizo acto de presencia y el equipo de Fran García perdió el partido por alineación indebida al no terminar con las fichas necesarias del primer equipo, las cuales son siete.

Cuando los positivos no aparecían en la plantilla conquense, lo hacían en los rivales. Todo negativo. Se suspendía también el partido contra Azuqueca tras confirmarse dos positivos en el equipo azudense.

La Balompédica pasó a ser entonces el equipo del grupo XVIII de Tercera División que menos partidos había podido disputar. De hecho, tan solo había jugado como tal un encuentro y fue el fatídico contra Tarancón. Los demás iban jugando y sumando y el Conquense se quedaba estancando en la camilla por culpa del virus.

Hasta el 22 de noviembre no se pudo levantar el telón en La Fuensanta y se hizo en aquel partido aplazado contra Madridejos de la segunda jornada. Sin embargo, ganó 2-0 con goles de Paco Tomás y Manzano y se las prometía felices el equipo de Fran García. Además, Iván Rubio concluía las pruebas del estudio genético y se comenzaba a ver luz al final del túnel.

También ganó en Torrijos y en casa en el primer partido con público ante Guadalajara. En aquel momento se empezó a hablar de posible ascenso. Nada más lejos de la realidad. No se sabía lo que estaba por venir.

La vida sin ritmo tras la Covid-19

Marchamalo cambió el rumbo y marcó la “mala marcha” (perdón por el juego de palabras) del Conquense. Volvía a aparecer la Covid y el duelo contra Villacañas en La Fuensanta se suspendía por un positivo en el equipo toledano.

Contra Illescas y Azuqueca volvieron a perder marcando la última la tercera derrota consecutiva. El Conquense había empezado la temporada un mes más tarde que sus rivales y evidenciaba la falta de ritmo. Se había tenido que esperar un mes, en el que el resto de equipos ya llevaban tres o cuatro partidos de rodaje, para ver el Conquense de esta campaña. Los resultados acompañaron en los primeros partidos, pero despedían 2020 con tres derrotas consecutivas y además veía como se volvía a aplazar el partido contra Villacañas y también el siguiente contra el Toledo por el virus.

Por si fuera poco, apareció Filomena. La Fuensanta aparecía cubierta de nieve y completamente impracticable y el derbi contra Pedroñeras se veía obligado a aplazarse.

El Conquense se veía obligado a apretar su calendario con cuatro partidos en dos semanas con la merma física y mental que eso supone. Acumularía seis partidos en febrero encadenando jornadas ordinarias y aplazamientos.

Inauguraba 2021 el Conquense ya a mediados de enero y Villacañas alargaba la mala racha de los blanquinegros ganando por 0-2 en La Fuensanta.

La calma que precede a la tempestad

Sin embargo, volvieron las buenas noticias a modo de espejismo. Siempre que había buenas nuevas para Iván Rubio se contagiaba también el equipo. El capitán volvió a ejercitarse a baja intensidad y el Conquense repitió resultado y goleadores en Madridejos. 0-2 y tantos de Paco Tomás y Manzano.

También dio una increíble sorpresa ganando al potente Toledo en La Fuensanta en un partido loco. Dani Fernández marcó el gol de la victoria en el 93 y parecía que la Balompédica respiraba por fin.

Pero se ahogó en su propio éxito. Azuqueca y sobre todo Tarancón, que goleó en La Fuensanta, hicieron añicos la ilusión blanquinegra que empezó a ver más bruno que albo. Contra Pedroñeras en casa solo fueron capaces de sacar un punto con más miedo que fútbol y la afición se empezaba a temer lo peor.

Torrijos y Guadalajara se contaron por derrotas y aunque consiguieron empatar a un Marchamalo que quedaba líder en La Fuensanta, al Conquense solo le valía puntuar de tres en tres.

Le costó el puesto en el banquillo a Fran García, y, la misión de salvar el equipo, recaería en un viejo conocido, Jordi Fabregat.

No cambió la dinámica sin embargo con la ley de Murphy imperando. Cayó la Balompédica en Villacañas, volvió la Covid obligando a aplazar el partido contra Illescas y empataron este encuentro con más pena que gloria, para después perder con el Toledo y marcharse directamente a la fase por la permanencia.

Fase por la permanencia

Resucitó el equipo de Fabregat en la primera jornada con una victoria balsámica en Manzanares por 1-2. Pero resucitó poquito. Naufragó en Almansa, no pudo ganar en Casas Ibáñez donde Marco y Álex Fernández salvaron un punto y rescató otro del abismo en casa contra Almagro. Tres meses completó el Conquense sin ganar en La Fuensanta, algo inconcebible cuando necesitas salvarte.

La ruptura con Murphy vino en Almansa. Allí la Balompédica consiguió una importante victoria por 0-3 y eso que expulsaron a Héctor Rubio en la primera mitad. Eso sí, había regresado su hermano Iván y su efecto se notó en el equipo.

Se reconcilió el Conquense con la Fuensanta ganando por 4-0 a Manzanares pero no podía irse el equipo de Fabregat sin sufrir. Desperdició su renta de goles en casa contra el Atlético Ibañés y empató en casa para retrasar la permanencia.

Lo cerró finalmente en Almagro. Después de tanto sufrimiento se queda en Tercera División. Han luchado contra todo, incluso contra la ley de Murphy. Pero han roto la rueda y han hecho de esta ley teoría, porque en teoría, no todo tiene por qué salir mal.

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