Su voz ha iluminado conciertos, musicales, escenarios y teatros. Ahora también dará el pistoletazo de salida a las Ferias y Fiestas de San Julián 2022. La actriz y cantante Cristina Esteban es la pregonera de los festejos conquenses este año. En su día escogió la música por encima de todo, también del deporte: “Desde niña siempre tendí más a la parte artística, por lo que a veces el deporte no era compatible con la música”. Pese a ello todavía recuerda cómo fue su infancia de gimnasta y sus primeros pasos en el mundo del baloncesto, el deporte con el que mantiene lazos de sangre.
Desde la Educación Infantil hasta segundo de Primaria Cristina bajaba al polideportivo El Sargal a practicar gimnasia rítmica. Trazas tenía y ganas también: “Obviamente por la conexión que tiene con la música y la danza se me daba bastante bien. De hecho, me dijeron que tenía muchas aptitudes”. Su madre decidió que Cristina debía explorar otros caminos y dejó de practicar este deporte aun siendo muy pequeña. Le dio tiempo a realizar alguna exhibición y no olvida su óptima condición física para este deporte: “Era una niña muy delgada y muy flexible, estas características para la gimnasia rítmica ayudan. Por otra parte, también era buena en la coordinación: la facilidad que tengo para el baile y para el ritmo son vitales en la gimnasia rítmica”.
La música erizaba su piel cuando realizaba las coreografías de gimnasia rítmica y tenía que marcar las figuras al compás de la melodía: “No me costaba seguir el ritmo y la coordinación pese a ser tan pequeña. En su día, se me daba muy bien la gimnasia rítmica. Yo era muy rítmica porque siempre he llevado la música muy dentro”.
Años después, aunque todavía en el colegio, comenzó a practicar baloncesto. Allí jugaba en el equipo de Casablanca, su centro educativo aquí, en Cuenca. “Venía a entrenarnos “Pirata” y ahí estuve varios años. Pero yo en ese momento ya estaba en el Conservatorio de Música aprendiendo a tocar la guitarra y alguna vez me lesioné algún dedo con la pelota”. Volvió a priorizar la música y dejó de lado el deporte. Ligeros recuerdos le hacen rememorar su faceta en el baloncesto: “Era más defensiva, y también sé que se me daba bien tirar faltas”.
Su vínculo con este deporte no viene tanto por su juego, sino por el de sus hermanas: Celia y Blanca Esteban se enfundaron la camiseta de la selección de Castilla- La Mancha en multitud de ocasiones. “Ha habido años que han sido las únicas chicas de Cuenca que han entrado en convocatoria”, recuerda Cristina admirando a sus hermanas. Junto a sus padres ha recorrido la geografía nacional para acompañarlas en sus campeonatos: Cádiz, Valladolid, Zaragoza o Cáceres son solo algunos de los viajes que Cristina recuerda.
“El baloncesto es el deporte que más ha estado en mi familia. En mi casa abres los armarios y solo salen camisetas de baloncesto”. Primero fue seguidora de sus hermanas hasta que se retiraron al comenzar los estudios universitarios y después de su cuñado, Manu Sanz, exjugador del CB Cuenca.
Después de los años académicos y ya con una asentada vida laboral en Madrid, no dispone del tiempo que le gustaría para hacer deporte, aunque ahora se ha enganchado a jugar al pádel: “Ha sido gracias a mi marido. Él estudió Ciencias de la Actividad Física y Deportiva y por él el deporte está muy presente en mi vida, aunque yo me centro más en la parte artística. A él le gustan todos los deportes, tanto verlos como practicarlos. Me ha dado clases de pádel y me gusta mucho porque me entretiene”.
Cristina disfruta de la doble faceta de este deporte: por un lado, se fija en lo que proporciona jugar en pareja, salvaguardando los valores del deporte de equipo; pero por otro lado exprime el jugo de la competición: “Es muy divertido. Aunque tengas poco nivel enseguida te lo puedes pasar muy bien”.
No solo le gusta jugar al pádel, sino también verlo: “Soy aficionada a ver pádel. Nos encanta el World Padel Tour. También veo partidos importantes de fútbol o de Rafa Nadal, porque a todos nos gusta ver a Rafa. Soy una espectadora comercial”.
En la actualidad, compagina su rutina musical con clases de pilates. En épocas en las que trabaja en musicales también realiza rutinas diferentes para mejorar su capacidad pulmonar, pero lo suele hacer a través de la danza. “A ello también le he sumado salir a correr. A veces también en clases de canto cantamos y corremos a la vez. Pero reconozco que no he tenido una rutina deportiva como tal, aunque sí a través del baile, que es una manera de hacer cardio”.
Esa pequeña gimnasta que Cristina llevaba dentro de pequeña florece de vez en cuando al pisar un escenario. Allí se siente libre escenificando coreografías, disfrutando de las melodías y encontrando siempre la manera idónea de expresar y transmitir sentimientos a través de su voz y su cuerpo.