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Claudia Eslava: “En el agua me siento como una sirena”

Como pez en el agua. Así se mueve la nadadora conquense Claudia Eslava tanto en la piscina como en aguas abiertas. Pese a algún pequeño acercamiento con el baile, la natación es el deporte con el que ha danzado desde pequeña: “Mis padres me apuntaron a las escuelas municipales. Después me aceptaron en el club. Llevo desde los tres años nadando. No he probado otros deportes. Por ejemplo, cuando salgo a correr me da pereza, por eso prefiero nadar”.

Se toma el deporte como un divertimento que además se ha convertido en una válvula de escape necesaria para engranar la maquinaria: “En el agua me siento como una sirena. Hasta mis amigas me dicen que el agua es mi hábitat. Soy muy feliz en el agua nadando porque me divierto. Es mi deporte favorito, pero es una forma de evadirme. En días en los que estoy muy agobiada me sirve para desconectar”.

Claudia compagina entrenamientos y estudios con esfuerzo, pero sin complicaciones: “Entreno al final de la tarde y me ayuda a desconectar. Luego cuando llego a casa termino de repasar y ya está”. Con los pies en la tierra, habla de la natación como un deporte que le apasiona y le entusiasma casi tanto como poder mejorar cada día: “Sé que tengo que esforzarme porque no me tengo que creer la mejor, siempre hay alguien mejor que tú. Ante todo, hay que ser humilde. En el Club de Natación de Cuenca al empezar la temporada nos dieron varias palabras clave y una de ellas era el compañerismo”.

Esbozar su personalidad en la natación ha marcado su carrera deportiva: “Soy muy competitiva, pero a la vez muy humilde, por lo que lo compagino muy bien con la natación. Quiero conseguir logros, pero a la vez soy muy trabajadora”. Como todo deportista, tiene preferencias y las pruebas de fondo son su debilidad: “Empecé con las cortas, pero poco a poco fui probándome y me di cuenta de que me siento mejor con las pruebas largas porque tienes más tiempo para disfrutar. Es verdad que mi entrenador este año me ha metido en pruebas más cortas. Mi principal es el de croll, eso seguro”.

Entre la piscina y las aguas abiertas, se queda con la segunda opción, esa que tantas alegrías le ha traído, sobre todo, este verano: “Me gusta más nadar en aguas abiertas porque es como que en la piscina ya conoces a tu rival. Estás más nerviosa. En aguas abiertas vas tranquila y a tu ritmo”. Aprovecha el periodo estival para participar en travesías por la costa levantina, un entrenamiento que le sirve para llegar en condiciones óptimas al inicio de la temporada en septiembre.

Aunque nadar en el mar tiene sus complejidades. La última experiencia traumática de Claudia en aguas saladas llegó hace escasas semanas: “Había bancos de medusas y más de la mitad de los nadadores abandonamos la prueba por las picaduras. Al principio vi solo dos, pero luego incluso se me metieron por la cara y el bañador, pero aquello ya ha pasado. Más allá de eso no he tenido malas experiencias hasta decir que no puedes más”.

A partir de los 12 años, Claudia comenzó a darse cuenta de sus aptitudes físicas y fue entonces cuando junto a sus padres y sus entrenadores decidió que quería continuar añadiendo medallas a su palmarés, que ahora es envidiable y admirable: “En una competición me di cuenta de que fui a un 100 libres y conseguí bajar mucho mi marca. A partir de ahí supe que valía”.

Mención especial realiza al Club de Natación de Cuenca, en el que entró con cuatro años y en el que sigue cosechando éxitos en cada competición. Tras cada victoria, encontramos una rutina deportiva completa y, sobre todo, específica: “Entrenamos desde septiembre a julio. En los dos primeros meses de iniciación nos centramos en la técnica para que cuando empecemos fuerte tengamos una buena base y podamos seguir creciendo. Cuando se acerca algún campeonato importante nos preparan con muchas series. Depende de cómo nademos, el entrenador nos separa y cada día entrenamos una cosa: fondo, velocidad, estilo…”.

La lista de logros de Claudia pese a su corta edad refleja el arduo camino que está recorriendo y en el que está recogiendo frutos en forma de medallas. Su infinita energía en el agua acompañada de los exhaustivos entrenamientos específicos según las condiciones de las pruebas la han llevado a acariciar el oro en multitud de ocasiones. Recuerda sobre todo el primer puesto en el campeonato de Castilla- La Mancha y su novena posición en el campeonato de España 2019 en Tarragona: “Me lo pasé increíble y tuve muy buenos tiempos”. En travesías, su máxima satisfacción ha llegado este verano, cuando consiguió acabar una 5K en Peñíscola.

En cuanto a su futuro, no le abruma lo que vendrá, aunque sí espera continuar aprendiendo de cada brazada: “No deslumbro mucho porque el nivel es muy alto, aunque ojalá pudiera seguir en la natación y convertirme en Mireia Belmonte. Sé que eso es muy complicado y por eso veo la natación en el futuro como una afición en la que trabajando puedo llegar a ser buena y conseguir retos que me vaya proponiendo. No me gustaría abandonar nunca este deporte”.

Para finalizar la vigente temporada le quedan un par de travesías y su única cita en Cuenca: la tradicional subida al Peñote. Aunque ya ha empezado a pensar qué le deparará la próxima campaña: “Me gustaría conseguir ir al Nacional, seguir obteniendo medallas en regionales y disfrutar del deporte. Sigo teniendo retos para el próximo año: seguir bajando los tiempos y conseguir mínimas para mejorar poco a poco en la natación”. Seguro que, con todo lo trabajado hasta la fecha, Claudia se encuentra en el camino idóneo para continuar acariciando metas, cumpliendo sueños y, sobre todo, enredándose con el agua como una sirena.

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