El cielo se tiñe de negro y llora de dolor, por tener que acoger en su seno a quien por el club, amigos y familia tanto dio y aportó.
En su subida hacia el cielo, su estela tatuó, dejando su rastro perpetuo, como en el césped durante años labró.
Familiares, amigos, conocidos y aficionados, lloran de dolor, te seguiremos llevando en pensamiento y en el corazón, animándote desde la banda y sintiendo tus caricias en cada jugada con ese balón, celebrando cada jugada con tu afición y compartiendo con todos, tu devoción.
Año de aniversario, donde sin duda quedará en su historia, lo que aportas y has aportado, escribiendo en una de sus páginas, momentos e instantes sin tachaduras, con letras en negrita, mayúscula y con imborrable tinta.
Desde arriba nos observas desde tu balcón, desde ese palco de honor donde desgraciadamente el destino te empujó, mándanos desde el mismo, esa fuerza, alegría y lucha que te caracterizó.
Imaginamos que en época de tormenta o de sol, cada gota de lluvia o resplandor, serán uno de tus gestos o caricias en forma de gotas o rayos de sol y que gracias a ellos, puedas ayudar a calmar nuestro pesar y soportar el enorme dolor.
Cada persona que tuvo el honor y privilegio de conocerte y tenerte, en cada jugada de su vida, mirará al cielo, mantendrá tu recuerdo y al cerrar sus ojos, sentirá tu presencia y perpetuo recuerdo.
Con cariño y enorme respeto, te mandamos todo el cariño, desde la tierra hacia el cielo.
Descanse en paz Cristina Martínez, jugadora del Club Rugby A Palos