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Marcos Fernández: «Podemos presumir de calidad en la docencia que impartimos y del trato cercano que damos al estudiante»

Marcos Fernández Berlanga es el nuevo director de la Escuela Politécnica de Cuenca para los próximos cuatro años.

Nacido en Igualada (Barcelona) pero afincado en Cuenca desde hace años, Fernández es además uno de los fundadores del Club Esgrima Espadas Colgadas en el que participa activamente.

Tras la elecciones del pasado 19 de Abril pasó a ser director de la Escuela donde actualmente se imparten los Grados de Ingeniería de Edificación y Grado de Ingeniería de Tecnologías de Telecomunicación, y el Máster Universitario de Ingeniería de Telecomunicación.

Su equipo directivo con amplia experiencia en gestión, está formado por Raquel Martínez en la secretaría académica, Samuel Quintana como subdirector, María Segarra como subdirectora de Edificación y Jose A. Ballesteros como subdirector de Telecomunicación.

¿Cómo afrontas esta nueva etapa que empiezas como director de la Escuela Politécnica? ¿Qué objetivos tienes junto con tu equipo y qué retos os marcáis?

Yo ya estaba en el anterior equipo directivo por lo que ha sido un proceso bastante natural el de dar el paso para asumir el reto de estos cuatro años.

Tenemos unos objetivos muy definidos como es el de lanzar la titulación de Ingeniería de Edificación que ha pasado por un bache importante desde la crisis de 2008 de la construcción. Hemos preparado un plan muy importante para volver a poner esta titulación en el candelero porque ha sufrido un cambio radical respecto a lo que era.

Queremos también mantener los números que ya tenemos en la titulación de Grado de Telecomunicaciones y potenciar el Máster de Telecomunicaciones que tenemos.

A la vez, estamos sacando continuamente nuevos títulos propios para la formación a lo largo de la vida profesional. En cualquier ingeniería siempre tienes que estar actualizándote y somos conscientes de ello por lo que estamos activos en ese sentido.

Nuestro objetivo es por tanto consolidar lo que ya tenemos y lanzar nuevas iniciativas formativas.

¿Cómo se consigue relanzar un grado o una formación que tiene tanta dependencia de cómo está el mercado en el exterior?

Haciendo que la sociedad se dé cuenta del cambio que ha habido en esa profesión. Hasta ahora, lo típico era que si no hay grúas en las calles, no hay construcción y por tanto no hay trabajo para albañiles ni para arquitectos técnicos ni ingenieros de edificación.

Eso ahora ha cambiado radicalmente. Ya no es estrictamente estar a pie de obra el trabajo que tienen que hacer estos profesionales. Trabajan mucho con software y programas informáticos multidimensionales que permiten controlar y visualizar el estado del proceso constructivo en cualquier momento y en cualquier plano. No únicamente en las tres dimensiones de alto, bajo y ancho, sino en el plano de las instalaciones de fontanería, carpintería… Todo eso está informatizado ahora mismo por lo que la profesión de ingeniería de edificación ha dado un vuelco respecto a lo que era antes.

Ahora mismo para que te hagas una idea, no hay suficientes profesionales formados en este ámbito como para dar servicio a todas las demandas de trabajo que hay.

¿Qué valor diferencial tiene la Escuela Politécnica de Cuenca?

El trato cercano con el estudiante. Aquí formamos a personas que conocemos con nombres y apellidos. Esa es una de las ventajas de ser una escuela pequeña. Conocemos a todos nuestros alumnos, conocemos dónde pueden acertar más y dónde hay que ayudarles más para que consigan una formación adecuada. Nosotros nos centramos mucho en el trato cercano con el estudiante y en la calidad de la docencia.

Lo que queremos es sacar los mejores profesionales al mercado que sea posible y eso lo vamos viendo a lo largo del tiempo cuando nuestros estudiantes acuden a concursos en competición directo con otras escuelas de ciudades grandes y se llevan premios, tanto en edificación como en telecomunicaciones.

Precisamente el otro día en el acto graduación, se entregó un segundo premio nacional a uno de nuestros estudiantes de telecomunicaciones y, en la parte de edificación, ha habido numerosos premios a nivel nacional relacionados con el programa de tecnificación que tenemos.

De lo que podemos presumir es de calidad en la docencia que impartimos y del trato cercano que damos al estudiante.

¿Qué le falta a esta Escuela Politécnica?

Que de una vez por todas nuestra sociedad, tanto local y provincial como regional, se dé por enterada que aquí se puede estudiar Edificación y Telecomunicaciones en igualdad de condiciones que en el resto del país.

Después de 25 años que tiene nuestra escuela, todavía hay gente que no sabe que está aquí ni lo que se puede estudiar en ella. Mucha gente elige estudiar el mismo Grado y el mismo máster que nosotros ofrecemos, en otra ciudad por desconocimiento.

A mí me gustaría después de estos cuatros años es poder decir que tenemos las mismas titulaciones que teníamos pero muy consolidadas y haber sido capaces de que la gente conozca todo lo que se puede hacer aquí porque es igual de bueno o mejor que lo que se puede hacer fuera.

¿Cómo se trabajan las competencias en la Escuela Politécnica? ¿Qué tipos de habilidades desarrolláis para que salgan completamente formados de cara a un futuro laboral que requiere cada vez más formación?

Los títulos de Ingeniería que nosotros tenemos vienen reguladas por una órdenes ministeriales que nos marcan estrictamente cuáles son los contenidos y competencias que tenemos que impartir. Nuestro profesorado tiene que estar puesto y a la última de esas novedades que van saliendo relacionadas con las competencias.

Nosotros en lo que incidimos mucho es con el trabajo práctico. Todas las asignaturas siempre tienen carga práctica y no se limitan a la parte teórica. Todas en mayor o menor medida, tienen una carga práctica importante que se relaciones con lo que se les demanda en el mundo laboral.

También tenemos una amplia oferta de prácticas externas. Tenemos más oferta de prácticas externas que la que son capaces de cubrir nuestros estudiantes. Eso nos da una idea de la alta empleabilidad que luego van a tener.

Ahora mismo nuestros estudiantes no tienen paro. Los de Telecomunicaciones en cuarto curso ya se van a trabajar y muchos se quedan donde están haciendo las prácticas y algunos retrasan la defensa del TFG porque están trabajando.

En Edificación sucede exactamente lo mismo.

Supongo que hacéis una trazabilidad de egresados. ¿Tenéis controlado el perfil de empresas donde terminan trabajando?

Es muy distinto, pero con las redes sociales tenemos una ayuda que nos permite seguir en cierta medida a la mayoría de los estudiantes. Se están colocando en empresas multinacionales tanto de edificación como de telecomunicaciones. En consultoras que están dando servicio a empresas muy importantes de nuestro país.

Luego siempre tenemos alguno que se decanta más por la parte de la investigación que están integrados en grupos de investigación, algunos de ellos residen aquí en la Escuela y son de los más importantes en el sector.

El tema de la investigación es una de las patas con más exigencia en la universidad y este año además con la Covid-19 se ha valorado más su importancia. ¿Qué aporta la Escuela Politécnica en cuanto a investigación desde sus diferentes ramas y ámbitos?

Como bien dices, nosotros no investigamos en temas relacionados directamente con la sanidad, pero sí que tenemos varios de los grupos de investigación con sede en la Escuela, que están desarrollando trabajos muy punteros avalados por proyectos de investigación de ámbito nacional e internacional.

Tenemos un grupo de investigación muy centrado en la parte de sensorización y de procesado de señales biomédicas. Tenemos algún otro grupo de circuitos de microondas enmarcados en satélite. En la parte de edificación tenemos grupos que se encaminan hacia la eficiencia energética en la construcción y se colabora con el Ayuntamiento en el proyecto del UFIL liderado por César Sánchez, que además con  todos ellos, si hacemos una recopilación de la investigación que se desarrolla aquí, estamos muy bien representados en el panorama nacional.

Contáis además con unos laboratorios para llevar a cabo la investigación empírica. ¿Cómo se desarrolla el trabajo en estos laboratorios?

Tenemos separada la parte de laboratorios docentes de los de investigación. Los docentes responden a la formación que necesitan recibir nuestros estudiantes para los grados de ingeniería y están completamente abiertos a su disposición.

Los laboratorios de investigación están separados y tienen su propio equipamiento que son parte de esos grupos, pero no de la Escuela, que no tiene per se, un laboratorio de investigación, sino que lo que hace es apoyar estas líneas.

Practicas esgrima activamente. ¿Cómo se compagina el deporte y qué te aporta el esgrima como disciplina deportiva?

A mí siempre me había llamado mucho la atención la esgrima y cuando yo acabé mis estudios me inicié en este deporte. Cuando me vine a vivir aquí lo dejé un poco de lado, pero con el tiempo y por casualidades, tuve la oportunidad de hacer un club y, entre un grupo de amigos y yo, fundamos el actual club de esgrima de Cuenca. Tuvimos además la suerte de que un maestro de esgrima de Madrid se mudó a vivir aquí.

Lo que me ha aportado la esgrima ha sido una vía de descarga de tensión y de camaradería. Aunque sea un deporte individual también tiene mucho de trabajo en equipo y personalmente te aporta coordinación, lateralidad, concentración… cualidades que luego te pueden hacer falta en cualquier otro ámbito de tu vida.

Ahora mismo la esgrima la tenemos un poco parada con el tema de la pandemia y las instalaciones en que desarrollamos nuestro deporte, pero esperemos que de cara al próximo curso se pueda retomar la actividad cotidiana del club.

Tres personas de la Politécnica son participantes activos del club de esgrima, mis hijos también son esgrimistas y al final somos una pequeñas familia que poco a poco se ha ido asentando en la única ciudad de Castilla-La Mancha que no tenía club de esgrima.

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