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Análisis de Desta: The Memories Between – Dormido en los laureles

Todos hemos tenido sueños recurrentes sobre algún tema que nos preocupa. Pueden ser conscientes o inconscientes, pero el caso es que tenemos que lidiar con ellos en nuestro terreno, donde nosotros controlamos los daños. Como si fuera un campo de pruebas. Desta: The Memories Between nos sitúa en un pequeño terreno onírico constituido a base de recuerdos de le protagonista, Desta, donde tiene que enfrentarse a todo lo que dejó atrás cuando se mudó de ciudad y que ahora le golpea directamente en la cara.

Su padre falleció de una enfermedad y junto a todos los problemas que tiene con amigos, pareja y estudios, decide huir. Pero un día vuelve a su ciudad natal, donde su madre planea vender la casa en la que creció. Ahora tiene que lidiar con cada una de las personas que eran sus amigos, profesores, familiares o parejas, que no han sabido nada de elle y le guardan rencor.

Comienza con un sueño. Desta: The Memories Between es un roguelite en el que dentro de un pequeño mapa de cuadrícula tendremos que golpear a nuestros enemigos con unas pelotas de energía al más puro estilo de balón prisionero. Cada personaje tiene puntos de acción que se gastan con el movimiento, habilidades o lanzamientos de pelota. Los balones están repartidos por la zona y tienes que ir a por ellos, pero los rivales harán lo mismo. El juego pretende que poco a poco asimiles los lanzamientos más difíciles para que los rebotes caigan en tus manos y así gastar el mínimo de movimientos en desplazarse o robar balones (si el rival no tiene balones no te podrá hacer daño).

Los rebotes están muy logrados, aunque juegues en una cuadrícula las pelotas rebotan con respecto a la forma del objeto con el que se golpeen. Lanzar contra un poste eléctrico y dar a tres enemigos es muy satisfactorio. El gameplay sería repetitivo si no fuera por las habilidades, que cambian totalmente la jugabilidad según las elijas al principio de la run. Hay algunas de movilidad como un gancho que te permite moverte hasta donde golpee el gancho u otras de daño como poder cargar los tiros para que hagan más daño. Puedes mantener la habilidad para una futura partida si las utilizas lo suficiente como para llenar su medidor. También hay unos objetos que tienen lore dentro de la vida de Desta que dan habilidades pasivas que pierdes al terminar la run.

Las personas de las que huimos al mudarnos serán los rivales a batir. Cada vez que entremos en el sueño nos dará contexto del conflicto y cada uno esgrimirá sus argumentos mientras se dan de pelotazos en la cara. Los problemas que plantea son serios, como la identidad de género, problemas familiares o engaños amorosos pero toda la seriedad que pudiera tener termina mancillada por la repetición. El formato de roguelite nos hace tener que pasar mucho tiempo repitiendo escenas que no cambian prácticamente nada entre partidas. Cansa lo suficiente como para dejar de prestar atención a lo que te dicen y termina por aplanar una historia que pretende que reflexiones y empatices con Desta. Pero después de reconciliarte unas quince veces con tu mejor amiga pasa a ser un trámite para avanzar, elimina toda carga emocional.

La reconciliación significa que se une a tu equipo, en el que podremos tener a dos personajes más con nosotros, cada uno con su propia habilidad innata. Los compañeros cuando juegas con ellos suben de nivel como forma de mejora permanente de cara a las siguientes runs.

Muchas veces en lugar de admitir sus errores increpa a sus amigos. El hecho de que lanzarse una pelota trate de ser el equivalente a una discusión, donde ambos lanzan sus argumentos y se hacen daño mutuamente hasta reconciliarse, es una simplificación y creo que falla en señalar la raíz del problema. Desta se va sin decir nada a su mejor amiga, Fran, que le echa en cara haberla abandonado, con toda la razón. Aun así se permite decirle que Fran tampoco le ha escrito. Intenta ser un intercambio en el que ambas tienen algo que decir, cuando la realidad es que Desta tiene que disculparse, no darle cuatro balonazos en la cara y de repente volver a ser amigas. La metáfora no creo que funcione. Y cada noche menos.

La dificultad no es muy alta solo que a veces los rivales consiguen tener lodas las pelotas en posesión y no puedes jugar, por lo que más allá de estos momentos frustrantes es un juego asequible.

Siendo un juego relativamente corto y no muy complicado se hace cargante porque el roguelite no le sienta bien a la narrativa del juego que pierde todo el sentido dentro de la repetición. El gameplay salva los muebles de este título a muchos niveles pero también se hace un poco denso tener que jugar contra los mismos personajes una y otra vez sin tener nada nuevo que aportar. Desta: The Memories Between no combina satisfactoriamente jugabilidad y narrativa, lastrando toda la experiencia de juego y dejando un mal sabor de boca aun teniendo muy buenas ideas.

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