¿Recuerdas esas escenas de la película El Quinto Elemento en las que se ve una ciudad mega futurista con edificios de 900 pisos e hileras de tropecientos coches suspendidos en el aire? ¿Alguna vez te has planteado que pasaría si mezclásemos esa ciudad con el mítico Crazy Taxi de la Dreamcast? ¿No? Pues a mí tampoco, pero al desarrollador de Mile High Taxi le pareció una idea buenísima.
Y digo desarrollador porque Mile High Taxi es obra de una sola persona, Cassius John- Adams, que se propuso combinar la ambientación de un peliculón noventero con un clasicazo de Sega de principios de los 2000. El resultado es una especie de secuela espiritual de Crazy Taxi muy fiel al planteamiento del original, pero que añade la novedad de desplazarnos con taxis voladores en una urbe a reventar de rascacielos y pasarelas a miles de metro de altura del suelo.
Si habéis jugado alguna vez a Crazy Taxi sabréis al instante de que va esto. Es un arcade puro y duro a contrarreloj en el que tendremos que conducir un taxi flotante a toda pastilla por la ciudad parando solo para recoger peatones y llevarlos lo más rápido posible hasta su destino. Cada vez que transportemos a un cliente de un punto a otro conseguiremos sumar más o menos segundos a nuestro reloj en función de la velocidad con la que lo hagamos. Como buen arcade, el objetivo principal será superar nuestras marcas y extender todo lo que podamos la partida antes de que se nos agote por completo el tiempo. Todo esto, por supuesto, con canciones de rock moviditas a todo volumen en la radio, como en los viejos tiempos.
Suena sencillo, pero manejar los tres distintos taxis (y sus respectivos conductores) requiere de un poquito de práctica si no queremos comernos todas las paredes y carteles. Como es obvio, el vehículo va que se las pela y la gracia recae en nuestra habilidad para mantener el control y llegar hasta donde haga falta sin estamparnos ni perder los valiosos segundos del contador. Con un joystick para movernos, otro para inclinar ligeramente el taxi en cualquier dirección y un botón de derrape, tocará aprender a dar muchos giros de 90% y subir y bajar el aero coche para esquivar muros y puentes.
Es innegable que Mile high Taxi no está del todo pulido. Hay cosas que chirrían como edificios que parpadean momentáneamente, unos modelos de personajes bastante feotes y simplones, una ciudad monótona y repetitiva, poca variedad de modos… Y aunque el título se enfoca en ser un tanto caótico y alocado, a veces resulta molesto que no paren de bombardearte con líneas de voz, luces intermitentes y avisos de que estás volando demasiado alto o demasiado bajo. La decisión de que solo puedas moverte en un espacio de 50 pisos es comprensible, pero es demasiado fácil acabar llegando sin querer a los límites todo el rato por no haber una indicación visual clara que nos haga saber cuales son las barreras del mapa. No obstante, hay que tener en cuenta que lo ha desarrollado una sola persona y que se ha prometido que se añadirá más contenido en el futuro.
Aún con los defectos, se respiran vibras de Crazy Taxi y por momentos se acerca a lo que se sentía cuando pisabas el acelerador a tope con The Offspring de fondo. No alcanza el espíritu del juego original, pero se nota que es un tributo creado con la mejor de las intenciones e intentando replicar todo lo que hizo grande al título de Sega.
Al final, Mile High Taxi se resume en un pequeño gesto de amor en forma de videojuego que ha salido del corazón de un fan y desarrollador. Es una curiosidad agradable que le sacará una sonrisita a los que aún sientan nostalgia por Crazy Taxi o a los que les voló la cabeza la estética de El Quinto Elemento. No va mucho más allá de eso, es un arcade chiquitito que mira con cariño a sus fuentes de inspiración.