Inicio eSports Gaming Análisis de Dredge – La noche es oscura y alberga horrores

Análisis de Dredge – La noche es oscura y alberga horrores

Cuando uno piensa en videojuegos de pesca, lo normal es que le venga a la cabeza un título tranquilo, sosegado, basado en la paciencia y en la habilidad para atrapar pececitos o bicharracos, según proceda. La pesca se ha asociado a la calma, a la relajación y al buen rollo. No me vas a negar que no te da gustito cuando descubres que ese juego que tanto te está gustando contiene un minijuego de pesca, ya sea más o menos relevante para el conjunto de la obra. Por consenso general, pescar en un videojuego es sinónimo de pasar un buen rato escuchando las agradables olas del mar como en Stardew Valley o esperando agrandar el acuario con ilusión como en Animal Crossing. 

Con Dredge sucede que durante los primeros minutos de juego bien podría parecer otro simulador de echar la caña al agua y esperar con gusto la recompensa. El inicio nos presenta como un navegante accidentado cuyo barco ha quedado destrozado a causa de las rocas. Por suerte, despertamos a salvo en un pueblo costero cuyo alcalde nos ofrece un puesto como pescador y un nuevo barco. Este barco de repuesto nos mete de lleno en nuestro primer objetivo, pescar peces, venderlos y destinar una parte de los beneficios a cubrir los gastos de nuestra recién estrenada embarcación. La única advertencia que nos lanzan es que prestemos atención al tiempo y volvamos al puerto antes de caiga la noche, antes de que se alce la niebla. Con este mensaje antes de partir en busca de pescado se siembra la semilla de la duda y el desconcierto. ¿Qué pasa de noche? ¿Qué significa la niebla? ¿Por qué es tan importante mirar el reloj?  

A la luz del día pescarás haciendo sencillos minijuegos de pulsar el botón adecuado en el momento oportuno para conseguir la pieza a mayor velocidad y evitar que se te vayan demasiados minutos en cada intento. Ahí es cuando te preguntas: ¿Por qué tengo que ir con tantas prisas en un juego de pesca? Entonces continúas haciéndote con la poca variedad que haya cerca del puerto porque tu barco no corre mucho ni tampoco tiene demasiado espacio en el inventario, un inventario que recuerda a Resident Evil 4 en el que será crucial gestionar los huecos y colocar bien lo que pesquemos, como si de un Tetris marinero se tratara. El caso es que haces lo mandado hasta que empieza a caer la noche y conoces por primera vez la oscuridad de estos mares, la niebla hostil que no deja ver lo que tienes delante (con el consecuente riesgo de comerte una roca) y extraños resplandores rojizos a los que no vas a acercarte de momento porque tienes que volver para vender el pescado antes de que se pudra. Hoy no has experimentado nada perturbador, pero puede que mañana si, o tal vez al día siguiente a este, o al otro. Tarde o temprano tu barco será más rápido y espacioso (gracias al pertinente intercambio de monedas y materiales con el carpintero) y se alejará de la costa para pescar mejores y más valiosos ejemplares y la noche se te echará encima en pleno mar abierto. Escucharás sonidos extraños en varias direcciones, susurros de ultratumba y bajo el reloj identificarás un símbolo con forma de ojo nervioso que a todas luces es una suerte de medidor de cordura o algo parecido.  

Como se decía en aquella popular serie: la noche es oscura y alberga horrores. No obstante, no sabrás que tipo de horrores, no tendrás la certeza de hasta qué punto lo que ves es real o hasta qué punto puede hacerte daño. Tal vez estés cansado de tanto pescar, puede que te hayas pasado demasiado tiempo dragando chatarra de barcos naufragados y los ojos te jueguen una mala pasada, ¿y si esa silueta que se acercaba a ti mientras explorabas los manglares realmente no estaba ahí? Eventualmente conocerás y charlarás con otros habitantes de estas remotas islas que te darán pistas e hilos de los que tirar en pos de desenmarañar un misterio que puede ser mucho más grande que una simple leyenda urbana. Está claro que algo sucede en este lugar y dependerá de ti si quieres indagar y preguntar para atar los cabos en tu cabeza antes de que el final se te eche encima. 

Además de hacer dinero pescando y renovar nuestro navío, el objetivo principal de Dredge es recuperar unas reliquias para un misterioso personaje que nos dará “habilidades” a cambio de cada uno de estos objetos. No quiero desvelar más de la cuenta porque los secretos son lo mejor del juego, pero puedo comentar que cada reliquia está en un punto concreto del mapa, que cada punto posee una temática y un ambiente único y que habrá que enfrentarnos a algunos fenómenos extraños para conseguir hacernos con ellas. Habrá también encargos secundarios como transportar personas, pescar determinadas especies o llevar elementos de un lado a otro. Por otra parte, están los enigmas que resolveremos por nuestra cuenta y la siempre necesaria tarea de rebuscar materiales en el mar como madera y piezas metálicas para desarrollar nuestro barquito y hacerlo más eficiente, construir cañas con las que pescar en distintos tipos de zonas, crear aparejos de pesca para hacernos con ejemplares muy concretos o conseguir mejores fuentes de iluminación para no estrellarnos contra pedruscos imprevistos. Aún con tanto por hacer, Dredge es una experiencia corta, que no va mucho más allá de las 10 horas si te detienes lo suficiente como yo a seguir interesantes pesquisas. Aun así, se mantiene fresco durante toda la aventura. Querrás saber más de su mundo, querrás navegar cruzando los límites de lo sensato para investigar hasta el fondo oceánico si fuese necesario y para ello pasarás tiempo en las aguas pescando y recolectando las mejoras necesarias para sobrevivir, si es que eso hace falta (si es que se puede), a lo que te espere oculto en la espesa niebla.

Dredge es pescar, vender, hacer encargos, desarrollar el barco, investigar y explorar. Pero también es el gusto agridulce por la mar salada, por los relatos del escritor de Providence que se te vienen a la cabeza mientras subes un atún desfigurado a bordo. Es el miedo y la tensión a las 4 de la mañana al oír una bocina proveniente de un lejano barco que, por lo que sea, no quieres que se acerque a ti. Es vivir en un cuento de misterio sin saber cuándo se convertirá en uno de terror.  Mirar el reloj con desasosiego porque no estás seguro de si tendrás tiempo de volver a la civilización antes del anochecer, lamentarte por no haber comprado un motor más rápido y rezar para que lo que sea que esté bajo tu barco no sea real y solo exista en la mente de chiflados e ingenuos. Es echar la caña con miedo a lo que muerda el anzuelo y esperar poder ver salir el sol para respirar aliviado.  

Aunque suene muy intenso, no estamos ante un título complicado, no es un survival ni mucho menos. Pasadas las primeras horas y habiéndote familiarizado con sus mecánicas todo fluirá de forma relativamente sencilla si prestas la atención suficiente. La fuerza de la obra radica más en su atmósfera y lo que transmite. No es tanto lo que está sucediendo sino lo que se sugiere. Existe la posibilidad de que pierda algo de impacto una vez hayamos entendido por completo lo que se oculta tras la niebla y sepamos como sobrellevar situaciones peliagudas, pero aun así seguirá siendo un título con una identidad que desborda carisma y una trama a la que no le faltan sorpresas.  

Por desgracia, se puede hablar muy poco de un juego que ofrece tanto como Dredge sin destripar la experiencia. Eso sí, puedo revelar que es un título de pesca magnífico que le da un giro de tuerca al género para contar un relato tétrico que bebe de las mejores influencias. El miedo y la duda se dan la mano en una obra pequeña, pero que atrae con facilidad a los que amamos los minijuegos de pesca para luego subirnos a bordo de un navío que zarpa hacia aguas enrarecidas donde desearemos que nuestra inquietud sea lo único que salga a flote. 

Comentarios