
Villalpardo llegó a Ontur con muchas ganas de hacer un buen partido, para redimirse de la decepción de la semana anterior. Pero poco duró esa energía a los villalpardeños, concretamente hasta que recorrieron la estrecha senda que separaba los vestuarios del campo, donde debían disputarse los 90 minutos reglamentarios. Las risas y comentarios dieron paso al silencio y a las miradas de incredulidad entre los miembros del equipo, que no creían lo que sus ojos veían.
El panorama encontrado al final del camino era desolador, un terreno de juego en el que parecía imposible que en 50 minutos comenzara un partido de fútbol. Las piedras –algunas de tamaño superior a un huevo- minaban el campo de punta a punta, salvo pequeños reductos, de unos 3 metros cuadrados, que eran poco menos que la tierra prometida.
Pese a todo y ante la desmotivación visitante, se jugó un partido de fútbol que comenzó con ocasiones locales. Dos primeros avisos que se marcharon desviados por poco, y despertaron a un Villalpardo acongojado por las circunstancias del terreno. El despertar villalpardeño pudo ser suficiente para adelantarse en el marcador, pero sus delanteros no aprovecharon un clamoroso error defensivo de la zaga local en el minuto 20. Dos minutos después se abrió el marcador, tras un desajuste defensivo de Villalpardo, Quintín Lison recogió un balón en el área, regateó a Fran e hizo el 1-0 con un tiro bombeado.

El gol fue el revulsivo que parecía esperar Villalpardo, que empezó a traducir la posesión de balón en acercamientos peligrosos al área, algo que no sucedía previamente. Jorge se hizo dueño del balón y comenzó a moverlo con un gran criterio desde el mediocentro, pero sus aperturas a banda y pases elevados al hueco no se convertían en ocasiones claras de peligro. La mejor estuvo en las botas de Álvaro que remató forzado un centro de Sergio al final del primer tiempo. Su remate lo sacó un defensa bajo palo cuando el empate parecía inevitable.
La segunda parte no pudo empezar peor para los intereses del C.F.Villalpardo. La primera ocasión de Ontur se convirtió en el 2-0 en el minuto 48’. Un córner botado desde la derecha lo cabeceó a placer Juan Antonio Rubio, asestando un mazazo casi mortal a los visitantes. Pero no arrojó la toalla el conjunto conquense, más bien al contrario, y Villalpardo asedió el área rival en busca del gol que redujera distancias en el marcador. Tardó demasiado en llegar el preciado tanto, concretamente en el minuto 87. Juan Pedro aprovechó un buen pase de Jorge, para reducir distancias en el marcador tras regatear al portero.
La remontada parecía posible, o al menos conseguir un puntito, que fuera de casa “no es moco de pavo”. Pero todo era un espejismo, Villalpardo dejaba de soñar en el 90’, cuando Juan Antonio Rubio, recogía un mal rechace de la defensa para batir a Fran y hacer el 3-1 definitivo.
Al final Ontur ganó 3-1 a un Villalpardo que se acostumbró tarde a un campo complicado. Los terrenos de juego como el de Ontur deberían estar prohibidos, ya que el riesgo de lesión se multiplica ante la infinidad de piedras, por no hablar de la dificultad de practicar el balompié en esas condiciones.
Un campo y un partido para olvidar, por eso el C.F.Villalpardo ya piensa en su próximo compromiso en casa ante Alto Jucar. El equipo de la localidad de Villalgordo del Júcar mantiene una trayectoria un tanto irregular a lo largo de la temporada. Su dependencia del goleador Mario Ponce los hace un equipo vulnerable, con dificultades en la salida del balón, pero que tiene pólvora arriba. Villalpardo recupera a Héctor para este compromiso, su contundencia defensiva podría haber sido muy útil ante el irregular terreno de Ontur.
La defensa villalpardeña debe estar muy entonada, ya que se enfrentan al goleador de la categoría. Mario ha marcado 29 goles en 19 partidos y la semana pasada hizo 6 de los 7 goles que su equipo marcó a La Gineta. No me gustaría tener que marcarlo este próximo domingo, viendo cómo devora a sus víctimas el joven albaceteño.
Fotografía: Soraya Peñarrubia