Una vez terminados los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020 (2021), los deportistas que sueñan con subirse al podio ponen la mirada en París 2024. El camino para competir en el mayor evento deportivo del mundo es arduo, y solo con dedicación y entrenamiento se puede acceder al grupo de privilegiados que luchan por las medallas.
Se tiende a pensar que las condición física es la única cualidad indispensable para participar en unos juegos olímpicos, pero algunos deportes requieren más habilidades mentales que habilidades puramente físicas. Si se elige el deporte adecuado a las capacidades y aptitudes de cada uno se pueden incrementar las posibilidades de ser deportista olímpico.
Hoy en día es posible acceder a perfiles genéticos cómodamente y de forma asequible que proporcionan información clave para prepararse de forma inteligente y personalizada y maximizar resultados reduciendo riesgos de lesiones. Según Nacho Esteban, CEO de la empresa española 24Genetics, “el conocimiento y las aplicaciones de la genética han aumentado exponencialmente en los últimos años. Esto nos permite identificar genes que determinan parte del rendimiento del deportista, y poner a su disposición esta información para que pueda adaptar su entrenamiento a sus necesidades, y optimizar resultados”.
Factores a tener en cuenta a la hora de prepararse para participar en los Juegos Olímpicos.
1. El factor más evidente en el entrenamiento físico. El primer paso es determinar el estado de forma en el que se encuentra el deportista, clave para establecer el programa de entrenamiento que deberá seguir. Además de las pruebas físicas, médicas y de rendimiento, un análisis genético ayuda a conocer, entre otros, aspectos como la predisposición para ser más brillante en deportes de resistencia o de explosividad, la capacidad aeróbica o la capacidad de resistencia y regeneración muscular.
Otra información indispensable para establecer unas rutinas de entrenamiento óptimas que pueden ofrecernos nuestros genes son la predisposición a perder peso, cómo reacciona la presión arterial con el deporte, cómo de fácil se reducen las pulsaciones medias gracias al deporte, o la predisposición a sufrir cierto tipo de lesiones, tanto de articulaciones como de otros tipos.
2. Pero la preparación para los Juegos Olímpicos implica mucho más que solo entrenamiento físico. La nutrición adaptada es indispensable, ya que no existe un enfoque único para todos los atletas olímpicos. Dependiendo del deporte o de la tolerancia digestiva del atleta, las necesidades del atleta pueden ser completamente diferentes.
3. El deporte de élite no solo supone un reto físico, si no que requiere una intensa preparación mental. Muchos atletas y entrenadores trabajarán con consultores de rendimiento mental durante años antes de llegar a los Juegos Olímpicos para desarrollar habilidades de concentración, optimizar la confianza y superar los contratiempos. El entrenamiento mental también juega un papel muy importante en cuanto a motivación y para aprender a aceptar la pérdida.
4. Por último es necesario tener una planificación y rutinas de descanso. El sueño es el potenciador del rendimiento más importante.
Con la finalización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio comienza un periodo clave para los deportistas, en el que la dedicación, el conocimiento de las propias capacidades y el compromiso con la preparación marcarán la diferencia entre los que consiguen los objetivos y los que no.