Tras una temporada casi redonda, el CB Cuenca femenino vuelve a las pistas. Lo hace ya con un ascenso más que consumado y con las vistas puestas en esa Primera Nacional que se han ganado a base de esfuerzo con una plantilla, por fin, sólida. Precisamente uno de los cimientos del equipo es Cristina Álvaro. La veterana jugadora repasa cómo fue la pasada temporada y su historia con un club en el que entró hace ya casi dos décadas.
La temporada pasada el equipo consiguió un ascenso soñado y trabajado. ¿Cómo lo ves ahora que ya han pasado unos meses?
Ahora lo estamos haciendo realidad. El año pasado no era uno de los objetivos principales, lo fue siendo una vez que íbamos asentando los cimientos. Conseguimos el título de liga y obtuvimos la plaza para jugar el play off. Ahí ya sí que vimos que el objetivo estaba claro. Después de varias temporadas consiguiendo el ascenso, por fin este año desde la directiva y contando con las jugadoras, uniendo todas las piezas hemos dado ese pasito y hemos dicho que sí. La federación nos lo confirmó el 1 de agosto y ahí estamos, dentro de los 10 equipos que competirán en Primera Nacional el año que viene.
Hace unos meses, el entrenador del CB Cuenca Femenino, Alberto Almodóvar, nos comentó que este año se podía aceptar el ascenso porque se había conseguido crear una plantilla sólida para ello, a diferencia de años anteriores. ¿Cómo lo sentíais tú como jugadora desde dentro?
Para dar ese paso y conseguir el ascenso el objetivo era tener una plantilla compacta. Al final, siempre éramos las veteranas las que decíamos que sí ascendíamos. Pero éramos cinco y faltaba el otro bloque, con jugadoras jóvenes que no terminaban de verse en la categoría. Este año, viendo que el bloque era el mismo que otras temporadas y encima con un equipo junior ya formado con 15 fichas que nos podía echar una mano, era el momento idóneo para decir que sí al ascenso.
Además, este año os enfrentáis a un salto cualitativo de categoría. ¿Qué retos tenéis por delante?
Va a ser un cambio de mentalidad tanto en lo deportivo como en lo psicológico. Está claro que no va a ser un año como la temporada pasada, en la que conseguimos un balance de 17 victorias y una derrota. Tenemos que ser fuertes mentalmente porque va a haber partidos muy duros y quizás se nos hagan largos. Pero tenemos que tener la cabeza puesta en la pista. Hay que competir durante toda la temporada y ser regulares para ir mejorando cada partido.
¿Hay nervios por ver cómo se va a desarrollar la temporada en la que no tenéis referencias con respecto a otros años?
Más que nervios, hay incertidumbre por ver cómo va a ser la temporada. No te voy a mentir, soy muy friki del baloncesto y ya he visto partidos de otros equipos. Los nervios están ahí, pero queremos saber qué va a pasar. A través de la pantalla ves que puedes plantar cara a muchos equipos, pero luego hay que ponerse en situación.
El primer partido es el primer fin de semana de octubre. ¿Habéis comenzando ya a preparar la temporada?
Esta semana hemos tenido la primera toma de contacto desde el martes. Estamos entrenando juntas con el equipo junior. Ha sido muy buena, estamos muy serias, pero es un primer contacto con el balón porque llevamos muchos meses sin entrenar. Es como si estuviéramos ya dando el cien por cien. Pero la pretemporada comienza la semana que viene, ya cada una con su equipo. El primer partido de pretemporada será el 25 de septiembre en el Trofeo de la Junta de Comunidades.
A nivel de juego es complicado definir mejorar en una temporada casi perfecta como la pasada. Pero ¿cuáles son los puntos débiles en los que tenéis que trabajar para afrontar el cambio de categoría?
Siempre hay que tener motivación por mejorar y no todo es perfecto, hay que seguir trabajando. Yo creo que debemos hacer hincapié en el problema del año pasado: nos bloqueábamos en ataque. Una de nuestras armas más fuertes es la defensa, pero hay que mejorar en ataque y seguir intentándolo. También debemos ser regulares y aunque en un partido vayamos 10 puntos abajo, no hay que darlo por perdido.
18 temporadas en el equipo. ¿Qué reto te marcas a nivel individual tras casi dos décadas ligada al CB Cuenca?
Mi objetivo es alcanzar a Mariela, pero va a ser complicado (ríe tras bromear con su compañera, también veterana en el equipo). Me marco disfrutar porque el baloncesto es mi pasión, pero también quiero seguir aprendiendo. Sobre todo, quiero transmitir a las nuevas generaciones la ilusión, la pasión y el valor del baloncesto y lo que es representar a un club con actitud y compromiso. Tras lo que me ha tocado vivir, también quiero que las lesiones me respeten. La temporada pasada jugué muchos más minutos de lo pensado y el cuerpo ha respondido bastante bien y espero que siga así.
Físicamente estás recuperada, pero como antes me hablabas de la importancia de la salud mental, ¿psicológicamente también lo estás?
Al final la incertidumbre es que te aparezca el miedo y no sepas combatirlo, pero a base de entrenamientos, partidos y rodaje ves que el rendimiento está siendo muy bueno y que la rodilla va respondiendo. Te vas haciendo más fuerte mentalmente y poco a poco vas creciendo. Todo suma.
También eres entrenadora en categorías inferiores. ¿Este año vas a continuar?
Por mi salud mental y para descansar, le he dicho que no al CB Cuenca masculino. Ha sido una decisión muy meditada, pero me centro en el femenino. Voy a estar de segunda entrenadora con las junior. Al final en esta liga nos desplazamos muchos fines de semana y necesitamos gente que esté con las chicas, porque también me voy a encargar de las categorías infantiles y cadetes femeninas.
El año pasado acababa con cinco partidos en el fin de semana y no tenía tiempo de desconectar de lo laboral y de lo deportivo y no me puede volver a pasar.
¿Qué te aporta a nivel personal ser entrenadora de categorías inferiores?
Me aporta mejorar cada día como persona. El baloncesto te transmite ciertos valores que otras disciplinas no te dan. Estos valores que recibo se lo intento transmitir a mis jugadores para que se empapen de esa ilusión por jugar a este deporte.