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Alberto Moya: “Cuenca capital está muy preparada para la bici de carretera”

Nacido en Madrid, pero criado en tierras conquenses. Alberto Moya ha recorrido la provincia a pie y en bici disfrutando de las rutas que ofrece Cuenca. Sin embargo, antes de trasladarse desde la capital hasta la ciudad de las Casas Colgadas, Alberto jugaba al fútbol sala en diferentes equipos de Fuenlabrada: “Mi padre desde pequeño me inculcó la pasión por el deporte y me apuntó a jugar al fútbol. Comencé de portero y se me daba bastante bien, pero en un partido me sacaron a jugar al campo y lo hacían aún mejor”.

Todavía en el barrio madrileño, empezó a participar en ligas municipales y torneos. No fue hasta cumplir los 13 años cuando Alberto se instaló en Cuenca. Tras hacer las pruebas, se unió a las categorías inferiores de la UB Conquense, ya en fútbol 11: “Allí hice amistad con muchos compañeros. Jugaba de central y era curioso porque mi compañero era muy alto y yo un canijo”. Recuerda a su compañero de baile en la defensa, Alberto Val, con el que compartió posición cuando solo tenían trece años. Aunque especifica que su paso por el club blanquinegro fue breve, pero intenso, ya que ha sido su vínculo más disciplinado con el deporte.

Como jugador, destacaba por su calidad técnica y su buena pegada con ambas piernas: “También era rápido por banda y me gustaba desbordar para coger las espaldas y marcharme al desmarque”, comenta un Alberto ilusionado por recordar aquella época en la que comenzó a jugar de extremo derecho. Pasó de la zaga a la punta de ataque, posición que mantendría cuando empezó a jugar tras entrar a la universidad en El Liceo, en categoría Preferente.

Otro de sus mejores recuerdos sobre el césped fue su etapa en la liga de adheridos. En esta competición amateur participó desde 2004 hasta 2012, formando parte de equipos míticos de Cuenca como el San Fernando o el Cachitos. Llegó a ser campeón de Copa con el Bar Rocomar y de liga con Bar La Familia e incluso entró en diversas ocasiones a la selección de adheridos de Cuenca.

Pero antes de dar el salto a la categoría adulta, disfrutó también del fútbol sala y su amplia oferta conquense. Con sus compañeros del instituto, formó varios equipos que fueron variando de nombre e incluso llegaron a ser subcampeones provinciales en la temporada 2000/2001 cuando todavía era juvenil. Aunque sin duda lo que recuerda con especial añoro eran las giras veraniegas por los torneos de pueblos como Villalba de la Sierra o San Lorenzo de la Parilla y, cómo no, los campeonatos de Navidad.

CUENCA, NATURALEZA, SENDERISMO Y BICICLETA

Colgó las botas pronto, pero no por ello dejó de practicar deporte. Desde 2009 ha explotado la riqueza conquense para los amantes del ciclismo: “Cuenca capital está muy preparada para la bici de carretera”. Probó la MTB, pero lo que realmente le gustaba era conocer Cuenca por los caminos de asfalto. Con la parroquia San Fernando primero y con amigos después, realizaba cada Navidad la ruta hacia la Ciudad Encantada. Conoce bien otros itinerarios como la ruta turística o la de Los Palancares. Aunque se queda con la Serranía Alta: “Mi madre es de Vega del Codorno y conozco muy bien la zona de Masegosa, Poyatos (bajando por el río Escabas), Fuertescusa… Me gusta disfrutar de la Serranía de Cuenca con la bici”.

Sobre las dos ruedas cumplió un reto con dedicatoria especial al cielo: consiguió completar la carrera cicloturista “Alberto Contador” en 2016. Tras pedalear durante 200 kilómetros con Cuenca como telón de fondo, al cruzar la línea de meta recordó a su abuelo, su guía durante toda la gesta. No era la primera vez que participaba en un recorrido de estas características: “En Segovia también he hecho LaPerico”.

No solo ha recorrido Cuenca en bici y, siempre que puede, se calza las botas de montaña para practicar senderismo: “Es necesario promocionarlo más para que la gente conozca los pequeños recorridos y los senderos locales. Me gusta mucho la zona de Las Majadas y subir al Rincón del Buitre, al lado de El Hosquillo, para ver los osos desde arriba”. Ha diseccionado desde dentro la zona del Alto Tajo y la subida al cerro San Felipe y la Mogorrita, en Tragacete. Ahora, en plena época de setas, suele transitar  Valdemeca, Beamud y Huerta del Marquesado.

ATLETA POPULAR

Su buena condición física le ha permitido participar en diversas carreras populares de la provincia sin necesidad de una preparación exhaustiva. Ha corrido la media maratón de Cuenca y la MAMOCU. En 2017 fue la primera vez que participó y todavía recuerda uno de los tramos más motivadores para él: la subida a la ermita de San Julián. “La preparación es dura porque cambia mucho con respecto al fútbol o la bici, que es a lo que estaba más acostumbrado. Pero me gusta mucho porque correr por el monte te da esa sensación de libertad, sobre todo aprovechando Cuenca, que lo tiene todo para hacer deporte al aire libre”.

Sin embargo, las anécdotas más divertidas que ha vivido con las zapatillas de running como fieles compañeras han sucedido en la carrera del Pavo. Desde 2003 hasta 2012, ha cerrado el año disfrazado con sus amigos.

Ideas cada vez más originales y locas que en más de una ocasión les han hecho alzarse con el premio a mejor disfraz. Entre las performances premiadas, destaca el Haka de los All Blacks (la selección de rugby de Nueva Zelanda) o su homenaje a Michael Jackson en el que el propio Alberto se convirtió, untado en betún, en el rey del pop por unas horas: “Cada cierto tiempo en el recorrido nos parábamos y hacíamos una coreografía”. De manera similar plantearon su participación en 2005, año en el que Fernando Alonso ganó el mundial de F1: “Hicimos un prototipo de coche e íbamos haciendo incluso paradas en boxes y llevábamos hasta el casco”.

Aunque, sin duda, de lo que más disfruta Alberto cuando practica deporte es de los valores que se transmiten. Puede que por ello Raúl, el “7” blanco, sea su referente. De él guarda un autógrafo que le consiguió su padre por una extraña pero bonita casualidad de la vida al coincidir cada mañana con el padre del eterno capitán en un bar de la capital: “Raúl siempre me ha gustado por su raza, sus valores y por su forma de aprovechar todas sus virtudes”. Virtudes que Alberto ha sabido aplicar a otros deportes como el ciclismo, el atletismo y, cómo no, su breve pero feliz paso  por el fútbol provincial.

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