Cada temporada es un mundo completamente nuevo para el CV Cuenca, a pesar de que siempre tienen los mismos ingredientes: ilusión y compromiso. Sin embargo, los estudios o las ausencias obligan a reestructurar cada campaña al equipo de voleibol, que vive su cuarta temporada consecutiva en la siempre exigente Primera Nacional. Cierto que este año repite Edu Pérez como jugador-entrenador, que algunos de los más veteranos continúan enseñando en el club a los más jóvenes y que el trabajo en la cantera da sus frutos con jugadores muy prometedores, pero como ya ocurriera hace una temporada, el inicio se le hace duro al conjunto conquense.
El CV Cuenca no comenzó bien la campaña, todavía ensamblando su nuevo proyecto deportivo, y sufrió en los primeros partidos para sumar puntos. Sin embargo, la paciencia es un don en el club, sabedores de que la juventud de la plantilla juega en su contra al principio pero con el paso de los partidos se transforma en experiencia y mejoría en el juego. Así ha sido la primera vuelta del equipo, que tras comenzar de forma dubitativa se despidió en el San Fernando con una victoria balsámica ante un rival directo por la permanencia como el Paterna Liceo Leonés.
Con nueve puntos en el zurrón y en penúltima posición, el CV Cuenca ha cerrado en descenso la primera vuelta, si bien la dinámica de los últimos encuentros (plantando cara y jugando de tú a tú contra los dos primeros clasificados, o la mencionada victoria ante el Paterna Liceo Leonés) invita al optimismo. Están a solo tres puntos de la salvación, la que marca un Paterna Liceo Leonés que, además, ha jugado un partido más que los conquenses.
Hasta el 14 de enero no volverán a jugar, cuando el CV Cuenca repita en el San Fernando al recibir a un Arona que marcha cuarto. Mucho ha cambiado desde el primer partido de liga, en el que los tinerfeños hicieron buena su mayor veteranía. Ahora, los conquenses están mucho más preparados y con el objetivo de la permanencia al alcance de su mano.