Nacho Moya anunciaba este jueves su retirada del balonmano una vez que acabe esta temporada. Lo hacía con lágrimas en los ojos, mientras quienes lo mirábamos no podíamos contener que se nos encogiera el corazón de alguna manera al recordar diferentes situaciones que hemos vivido con él o al saber lo que le ha costado llegar hasta donde está a día de hoy.
Con 29 años quizás esté en uno de sus mejores momentos de su carrera deportiva, la cual se ha labrado a costa de trabajo y esfuerzo. Me quedo con muchas frases de esta despedida y una la dedicó a la cantera en forma de consejo, donde afirmaba que «no hagáis caso si os dicen que sois muy altos, muy bajos, muy delgados, muy gordos para jugar al balonmano» quería decir que con sacrificio y trabajo se puede llegar y él lo hizo, siendo un digno ejemplo de lo que hay que hacer en muchos aspectos de la vida.
Desde muy joven se vio que iba a llegar por cabezonería y lo consiguió, además, sin dejar a un lado ni a su familia, ni amigos, ni estudios, los cuales le han acompañado en cada viaje. Aún recuerdo cuando en su época anterior, antes de ir a Guadalajara, lo podías ver en el autobús sin soltar sus apuntes y su bolígrafo. El tiempo lo aprovechaba al 100%, sin momentos para relajarse, algo que le obliga a parar.
Se ha ganado a pulso estar en Asobal, ser capitán, ser profesor, ser adulto, ser persona, ser amigo, ser hijo, ser hermano, ser tío, ser novio, ser un ejemplo. Va a ser complicado el que alguien pueda decir una palabra negativa de Nacho, tan complicado como que él hablé mal de alguien.
Siempre con buenas palabras, derrochando buen ambiente y esa pizca de timidez que a veces muestra y otras esconde cuando se le conoce bien y te enseña la cara de un Nacho gracioso.
Va a ser complicado no echarlo en falta en las pistas tras 12 años en la élite, donde ha ido de menos a más y donde ha demostrado ser ejemplo para casi todo el mundo que le ha rodeado. Ahora le toca leer y contestar un millón de mensajes de despedida y de agradecimiento, aunque con poco tiempo para más, porque el domingo tiene la primera de las 10 finales de esta temporada, donde pone el punto y final, por lo que seguro que disfrutará cada segundo queriendo hacer historia con su club, con su equipo, con su ciudad y con su vida entera.
¡Gracias siempre, capitán!