Lunes, miércoles y viernes son los tres días de la semana en los que entrenadoras, siete en total, y más de 30 niñas se unen para compartir una ilusión, para aprender unas de otras y para disfrutar, eso sí con disciplina, de una gimnasia rítmica que se ha hecho más importante este verano con la medalla de plata de España en Río de Janeiro.
En esa historia del club hay dos nombres importantes, Mª Carmen Garía, fundadora del club y Esther Martínez, primera entrenadora del Huécar, que dejó de competir en 1992 para dedicarse al equipo. Al ritmo de Martínez han pasado todas las entrenadoras actuales, que siguen compartiendo sus conocimientos a las niñas. Como un libro de diseño que va pasando de generación en generación, pues así sería el caso del club. Entonces, en 1992, eran sobre 15 niñas las que estaban con Martínez, ahora el número se duplica, pero la ilusión sigue intacta.

Una de las que muestra esa ilusión y la transmite en cada una de sus palabras es Adriana Semprún, lleva toda la vida en el club, desde los seis años y entrenando desde 2015, con una sonrisa pronunciada explica detalladamente diferentes aspectos del club y de la gimnasia rítmica en general.
A diferencia de otros deportes, la gimnasia rítmica no tiene pretemporadas, se unen dos temporada, por lo que los descansos brillan por su ausencia, pero si se para, sería negativo para las niñas. «Es un deporte traicionero, se tarda mucho en conseguir y muy poco en perderlo, somos hasta siete entrenadoras para que no paremos. En gimnasia rítmica hay dos temporadas, la individual es a partir de febrero y de septiembre a navidad es de conjuntos, no se puede hacer parón porque hay cambio de temporada. Durante la temporada de conjuntos hay una competición de individual llamada copa base, para que niñas que no tengan conjunto puedan competir y en temporada individual también pasa, ya que hay competición en conjunto», explicaba Semprún.
Sorprende ver a niñas perfectamente maquilladas, peinadas y haciendo cada ejercicio con una seriedad sublime, y es que, como nos cuenta la entrenadora, la gimnasia rítmica se basa en ello. «Es un deporte cuya base esencial es la disciplina, se comienza a una edad muy temprana y se tiene un nivel de exigencia muy alto para niñas muy pequeñas y eso requiere una evolución más rápida que otros deportes».
Llegar al CD Huécar, en ocasiones, es la cima de un recorrido largo de preparación. «La base es que nos gusta, cuando llegas al club es porque has pasado antes por las escuelas o nivel escolar y estar aquí es como un premio para ellas, porque quieren estar aquí. Para nosotras no es difícil exigirles una seriedad porque saben lo que hay, pero es sacrificado porque tienen que dejar de ir a cumpleaños a jugar… Pero al final compensa, de otra manera no estarían aquí».
Torneos
Las niñas ya están ilusionadas y pensando en este próximo sábado. «Antes del control para el Campeonato de España tenemos algunos torneos, el primero este 24 de septiembre en Cheste, son unos torneos que sirven para ir cogiendo tapiz, para ponerte delante de los jueces e ir preparándose para el control, donde se decide si vamos o no al Campeonato», apuntaba Adriana Semprún.
Y para ver el buen trabajo del club, tienen como ejemplo a una niña que tiene posibilidades de ir a la selección, además, Semprún también valora la importancia de la medalla de España. «Tenemos a Lucía Romero que está en seguimiento por la selección española, además, es de las niñas más pequeñas a las que se les está haciendo un seguimiento. Es muy difícil el poder llegar, porque el estar en seguimiento no significa que vayas a llegar, tan solo es el primer paso. A nosotras nos viene genial la medalla de España en los Juegos porque las niñas quieren llegar ahí y es más motivador para ellas».
Así se deciden los objetivos a principio de cara temporada: «Cuando comenzamos, en base a las niñas decididos si hay conjuntos, cuántos, repartimos a cada niña en un nivel y a partir de ahí te marcas un objetivo. Por ejemplo, nosotras con el conjunto que tenemos queremos ganar los regionales siempre, siempre está entre nuestros objetivos, y pasar al Campeonato de España y hacer un gran papel en los nacionales», afirmaba.
Para comenzar la gimnasia rítmica, lo mejor es hacerlo a una edad temprana. «Cuanto antes mejor, empiezas a aceptar niñas desde los cuatro años, este año hemos aceptado un grupo de iniciación desde los tres años porque cuanto antes empieces mejor, porque muchas cosas del cuerpo si las adquieres desde el principio luego no tienes ni que pensarlo».
Futuro
Y es que, cuando ves todas las niñas que practican este deporte y las que se quedan sin poder hacerlo pero les gustaría, se puede observar que es un deporte más importante de lo que quizás parezca. «Cuando hablamos de deporte minoritario es porque no sale en la televisión y no lo ves, porque si hablamos de gente que práctica este deporte no es ni mucho menos así, ahí están las listas de toda la gente que quiere entrar. Es un deporte que no se puede practicar en cualquier sitio, porque se requiere un espacio mínimo para el tapiz, una altura mínima y a veces no se facilita estos espacios y es mucho más complicado conseguir los objetivos. Nosotras entrenamos la mitad que otros clubes que están a nuestro mismo nivel de competición, eso quiere decir que para nosotras es un esfuerzo muy grande. Las instituciones que no puedan ayudar por los tiempos que estamos, les pedimos que por lo menos no nos pongan trabas».
Este es el mensaje de Adriana Semprún a las niñas y padres que dudan si empezar con este deporte, «Primero es probar como cualquier deporte, si te gusta te quedas. En cuanto a la gimnasia rítmica, es un deporte que tiene muchas cosas positivas: disciplina, agilidad, convives con muchas niñas de tu edad, aprendes trabajo en equipo y a superarte, esto no lo tienen todos los deportes», sentenciaba.
Después de poder ver algunos entrenamientos del CD Huécar, se puede observar que «no solo del fútbol vive el hombre», porque en este caso, el número de niñas participantes es sobresaliente, que su esfuerzo es ilimitado y que tan solo el amor a la gimnasia rítmica te dejaría dedicar tantas horas a poder compartir momentos, cuerda, mazas, cinta, aro, pelota e ilusión con el resto de compañeras y entrenadoras. Ya son 24 años los que llevan marcando el ritmo de un deporte que vive de la disciplina y del buen hacer de todas sus componentes. Ellas también tienen medalla.
Imágenes de uno de los entrenamientos.