Basta con escuchar el redoble blanquinegro de tambor que resuena cada sábado en La Fuensanta para saber que la Balona Conquense es sinónimo de pasión, coraje, fortaleza y sentimiento. Entre banderas, bufandas y cánticos “piratas” se esconde el jugador número 12 del equipo más joven de la ciudad: el Frente Albinegro, su grada de animación. Los principales capitanes de este barco son Eduardo Castellanos, Aitor Gómez y Félix Lumbreras: “La idea surgió después de haber ido a ver al equipo prácticamente desde su creación. Una vez que hemos conseguido juntarnos habitualmente en los partidos un grupo algo más numeroso, estando amigos, familiares, conocidos…se toma la decisión de crear un vínculo más cercano con el club”.
Independientemente del resultado, el Frente Albinegro consigue forjar un ambiente cálido y simpático entre jugadores y aficionados que muestra la pequeña gran familia que ha conseguido conformar el equipo de Fabián Gómez: «Siempre nos juntamos todos a celebrar triunfos y a comentar las derrotas . Nos sentimos el jugador número 12 en todos los sentidos«.
Son algo más de medio centenar de voces las que intentan jalear a la Balona cada fin de semana que juega en casa: “Es complicado juntarnos todos, pero intentamos estar el mayor número posible para mantener la esencia partido a partido”. Aprovechan la ocasión para hacer un llamamiento al resto de aficionados y que se sumen a esta grada de animación: “Que se aproximen a la zona reservada en La Fuensanta o que nos hablen por Instagram. Aquí todo el mundo es bien recibido. Somos prácticamente como una familia, esa que se junta los días de partido para vernos, comer si hace buen tiempo, celebrar las victorias del equipo y, por supuesto, animar a los nuestros”.
La esencia del Frente Albinegro se basa en tener a los aficionados más fieles, pero también a los más jóvenes. Los pequeños de la casa disfrutan de cada partido envueltos en la indumentaria “balona” y más de uno se ha aprendido los cánticos del equipo para animar con inocencia y dulzura. Megáfono en mano, sus tímidos y apocados hilos de voz han cobrado protagonismo en más de una ocasión: “Hoy en día contamos con casi una decena de niños menores de 10 años que aseguran el futuro de la grada de animación, así que no hay excusa para quedarse en casa”.
La tripulación al completo ha hecho de la clásica canción “La vida pirata” un himno que solo cantan cuando su equipo, viento en popa, consigue los tres puntos. Abrazados en hilera, la plantilla mira a la afición y es aquí cuando, juntos, los jugadores se convierten en grumetes que repiten al compás del capitán aquello de “la vida pirata, la vida mejor”. El pasado fin de semana estrenaron la celebración por primera vez en La Fuensanta e incluso bajaron al vestuario para felicitar a sus jugadores tras la victoria balsámica que dejó atrás las aguas bravas para, al menos, navegar por unos días en un mar en calma.
El Frente Albinegro es ese escalofrío que te recorre el cuerpo cuando el equipo marca gol, el que te emociona cuando corea el nombre de cada jugador y el que te ayuda a mantener el ánimo cuando estás nadando a contracorriente: “Vivir un partido dentro del Frente es vivir cada uno de los 90 minutos con una intensidad mayor, cantando, saltando, animando y disfrutando de los nuestros. Sientes que los jugadores forman parte de esa nueva familia que se crea a través del vínculo con la grada”.
Con algo de poesía y un toque de melodía, Aitor, Edu y Dani inventan las canciones del equipo. La misma imaginación que tienen para las letras la emplearon en la creación de su imagen, vistiendo su escudo con la indumentaria de un pirata que porta gorro, calavera y dos espadas: “Nosotros nos quedamos con las virtudes de los peculiares piratas. Se lanzan al mar para alcanzar el sueño de su vida y para nosotros los jugadores son esos piratas que se tiran al terreno de juego para conseguir sus objetivos”.
Su finalidad cada sábado pasa por transmitir los valores que el club lleva por bandera: respeto, compromiso, unidad y, por supuesto, superación, tolerancia, igualdad, diversidad y compañerismo. Aunque hacen autocrítica y reconocen que, a veces, los nervios les juegan alguna que otra mala pasada. Pese a ello siempre intentan que el fútbol quede por encima de las rencillas y se erija como un elemento integrador y socializador: “Desde el Frente creemos que el deporte es un medio para enseñar responsabilidades, una fuente de desarrollo de actitudes y conductas democráticas”.
Después de dos ascensos en menos de cinco años, saben ya lo que es llevar a su equipo en volandas hacia lo más alto: «El de la temporada pasada fue muy especial. Tenemos un grupo de WhatsApp y todos estábamos muy nerviosos y se transmitía por ahí. Se preparó una quedada antes del partido, tracas, bengalas e incluso hicimos pancartas para el Joaquín Caparros». Aunque este año la estela del ascenso queda lejos, no pierden las ganas de seguir apoyando al equipo cada vez que surge la ocasión. La última vez que el Frente afiló su garfio fue en el derbi contra el San José. En los alrededores de La Fuensanta, esperaron al equipo para transmitirle su fuerza antes de entrar al estadio.
Hoy, la ovación no viaja del Frente al césped: se queda en la grada. Con el parche del pirata más valiente y guerrero, el Frente Albinegro sale a batallar defendiendo a los suyos cada fin de semana en busca de nuevas victorias. Aunque cuando la derrota les pone el agua al cuello tampoco se rinden. Lo que queda claro es que, en su repertorio, no hay lugar para el silencio, que se desvanece con el pitido inicial en favor de la música, el tambor y una amalgama de voces que cada sábado grita desde el corazón eso de que “la Balona es un sentimiento”.