IAM Vitae mantiene vivo el judo en Cuenca. El culpable de ello es Manuel Cano, maestro e impulsor de las artes marciales que en su día aprendió de la mano de Ángel Millán, desde que llegara a la ciudad en 1988. Antes lo hizo en Madrid y con los años regresó a la capital para formarse también en defensa personal policial y en defensa personal femenina y fue así como conoció a los encargado de IAM Madrid, del que es filial el club conquense: “Con ellos entrené en su escuela de Brazilian Jiu-jitsu (BJJ), que desciende del Jiu-jitsu tradicional japonés. Se enfoca todo en la defensa personal: que una persona débil pueda derribar a una persona más fuerte, lo único que hay que hacer es equilibrar”. Por eso, desde hace cinco años también imparte BJJ en Cuenca, que hasta el momento no estaba implantada en la ciudad.
Actualmente, Manuel imparte judo y BJJ en las instalaciones del gimnasio Vitae. Asegura que desde que empezara a dar clases hace dieciséis años, el judo en edades infantiles es la disciplina más demandada. Un deporte sin límites de edad, con querubines de cuatro años pero también con alumnos que rondan los 50: “Cada uno tenemos un proceso de aprendizaje diferente y es ir descubriéndolo”. Las destrezas se pueden adquirir sin impedimentos gracias a la didáctica implantada por Manuel: “Una misma técnica la puedes enseñar para diferentes tipos de personas, con diferentes tipos de habilidades y de condiciones físicas y a nivel de combate o solo de enseñanza. La puedes hacer muy rápida o lenta y consiste en aprender encadenamientos”. Esto permite que haya una construcción de todas esas técnicas hasta que se realiza el derribo, el que posibilita el control sobre el oponente.

Manuel prepara las clases con el apoyo de su hijo y aprendiz, Manuel Cano, que es ayudante técnico de BJJ y se encuentra a las puertas de convertirse en monitor, ya con el cinturón negro a la cintura. Plantean las lecciones combinando entrenamientos básicos y avanzados con defensa personal, siempre enfocados a la competición. Cumplen además con una programación anual en forma de cronograma: “En mi método pedagógico se lleva una consecución y todo me lo da el estar federado. Además, puedes entrar en competiciones y en cualquier club nacional te reconocen el grado de cinturón que tienes”.
Por ello, pertenecen a la Federación de Judo y a la Madrileña de Lucha y con ellos ha federado también a todo su alumnado: “Yo siempre he estado en Madrid y mis profesores eran de allí”. Gozan así de privilegios como la posibilidad de asistir no solo a las competiciones, también a la preparación de exámenes, a cursos de tecnificación y arbitraje e incluso a Judolandia, una actividad temática para padres e hijos con el judo siempre como coprotagonista.
Ya han realizado varias salidas competitivas. En Judo lo hacen con los más pequeños de la clase y suelen viajar a Madrid tres veces por año. Desde prebenjamín hasta cadete se han alzado con varias medallas de plata y oro gracias a las clases preparatorias específicas: “Tenemos un día reservado con entrenamientos exclusivamente competitivos. Trabajamos la parte aeróbica, la anaeróbica, la bilateralidad, el físico y diferentes tipos de lucha”. El funcionamiento se basa en una lucha con límite de tiempo en la que vas sumando puntos, según realizas determinadas posiciones con respecto a los contrincantes. Son peleas en las que se trabaja más de pie, con reglas restrictivas y más parones, permitiendo solo la palanca de codo. Todo ello hace que cuando los pequeños judocas crecen y llegan a la adolescencia se interesen más por el BJJ, que admite también palancas de brazo y muñeca y donde se trabaja más en la zona de suelo: “La lucha es más amplia, más continuada y no se corta tan fácil. Además, está muy enfocado a la defensa personal”.

Es su segundo año compitiendo en esta disciplina con IAM Vitae y Manuel Cano sigue siendo el rey, pues se ha proclamado campeón de España. Con humildad, cuenta que el rival no se presentó en Castellón, pero para llegar al nacional tuvo antes que clasificarse previamente en Madrid. También con peleas cronometradas, los participantes realizan posiciones hasta sumar quince puntos y el que antes llegue gana. El ambiente que se respira en las competiciones pasar por la máxima de la cordialidad y la educación: “Siempre se empieza la lucha con saludos al árbitro, la mesa que controla tiempos y técnicas y entre los deportistas. Cuando termina se hace lo mismo”. Así, desde edades tempranas conocen los protocolos.
Aunque la clave para Manuel Cano se encuentra en el valor del respeto hacia uno mismo: “Solo así sabrás respetar a los demás. Es la base de todo, además de si has producido daño a otra persona hay que saber pedir perdón”. Dos requisitos indispensables para entrar, aprender y disfrutar en la escuela del maestro: Manuel Cano.